La sangre es el medio de transporte del oxígeno y las sustancias nutrientes para que lleguen a todas las celulas del cuerpo. También, es la encargada de llevar todas las sustancias que pueden ser perjudiciales para nuestro organismo hasta los órganos que son capaces de expulsarlas al exterior. No hay que olvidar que también es el lugar en donde se encuentran los anticuerpos y donde las glándulas endocrinas vierten sus hormonas, son tantas y tan importantes las funciones que tiene la sangre que mencionarlas todas sería demasiado largo. Sin embargo, si se va a hablar del trabajo que realizan las plaquetas, que son corpúsculos que se movilizan en casos de hemorragia para tapar la herida, evitando de esta forma la pérdida de sangre. Una tarea muy importante, ya que la pérdida de más de un litro de sangre puede producir la muerte de una persona.
Las plaquetas reciben el nombre de trombocitos y constituyen el tercer elemento sólido de la sangre. Las plaquetas tienen forma redondeada u oval y son muy pequeñas; entre 2 y 5 micras. Carecen de núcleo, ya que en realidad no son células completas, sino fragmentos celulares.
Por cada mm3 de sangre, suelen haber entre 250.000 y 300.000 plaquetas, que participan de forma activa en el mecanismo de la coagulación de la sangre. Mientras no se produce hemorragia alguna, las plaquetas tienen la misma suerte que los componentes sanguíneos restantes: después de tres o cuatro días de vida son absorbidos nuevamente por los órganos del sistema retículo endotelial.
El plasma sanguíneo es el líquido que lleva en suspención los elementos sólidos de la sangre: glóbulos blancos,
La función del plasma es conducir sustancias orgánicas y minerales hasta donde sea necesario, una de estas es el fibrionógeno, que es la proteína responsable de producir la coagulación de la sangre cuando ésta entra en contacto con el oxígeno del aire.
Las plaquetas se forman en la médula ósea a partir de los hermacitoblastos. Estas células experimentan sucesivas divisiones incompletas, mientras su núcleo se divide, el citoplasma no lo hace. El resultado de esta división incompleta es una célula grande, llamada megacarioblasto, en cuyo citoplasma aparecen gruesas glándulas hasta el momento en que cesan las divisiones. Las plaquetas son fragmentos que se desprenden del gran citoplasma de un megacarioblasto.
En el organismo humano se fabrican diariamente unos 500.000 millones de plaquetas, cada minuto son vertidos al torrente sanguíneo 340 millones de estos corpúsculos.
Las ciencias biológicas dan el nombre de hemostasis al conjunto de mecanismos que el cuerpo humano pone en funcionamiento para prevenir las hemorragias. El primero produce una contraindicación en el vaso sanguíneo a fin de reducir el caudal de sangre que deba soportar a un círculo de plaquetas alrededor de la lesión sufrida en el vaso, que va aumentando de tamaño hasta tapar la herida, en este momento se inicia la cicatrización.
De esta forma parece un proceso muy sencillo, pero en realidad se trata de un fenómeno bioquímico del que no se tienen
suficientes datos, por lo que, se vuelve más interesante, no solo para los hematólogos, sino también para los biólogos y los
bioquímicos. Los laboratorios aportan nuevos datos científicos sobre el proceso de la hemostasis.
En ocasiones, es necesario inyectar sangre de una persona a otra para compensar la pérdida sanguínea sufrida por la segunda persona. Desde la antigüiedad, esta idea ha estado presente, pero en la mayor parte de los casos, después de la transfusión, la sangre del paciente sifría un extraño proceso que consistía en que los glóbulos rojos no flotaban en el plasma, sino que se aglutinaban; es decir, se agrupan unos con otros,produciendo graves alteraciones en la sangre y la muerte.
Hasta 1898 no se encontró la explicación a este hecho. Un investigador austriaco, Karl Landsteiner, observó que existían determinadas incopatibilidades entre los glóbulos rojos de la sangre de ciertas personas. Sus estudios lo llevaron a clasificar la sangre en cuatro grupos sanguíneos: A, B, AB y O. Se sabe que el 46% de la humanidad tiene sangre del grupo O, el 42% del A, el 9% del grupo B y sólo el 3% del AB. Pero lo más importante es saber que las personas de los grupos A y B, ólo pueden recibir sangre de personas del mismo tipo sanguíneo o del grupo O, y las de éste pueden dar su sangre a cualquier otro grupo, reciben el nombre de dadores universales. Las personas que pertenecen al grupo AB pueden recibir sangre de los otros tres grupos, se les llama receptores universales.
A | ||||
B | ||||
AB | ||||
O |
El proceso de la hemostasis; es decir, toda la serie de fenomenos que determinan la coagulación de la sangre, comprende tres etapas: la primera se relaciona con el vaso sanguíneo en sí, la segunda con la intervención directa de las plaquetas y la tercera con el momento en que tiene lugar la coagulación de la sangre.
Ahora imaginemos que nos cortamos y que la herida fecta a un vaso sanguíneo pequeño.Cuando, por desgracia, la lesión se produce e uno de los grandes vasos, la sangre fluye con tanta fuerza, que el organismo es incapaz de controlar la hemorragia por si mismo, lo que ogliga a tomar medidas artificialesde carácter quirúrgico, a las que, quizás, deberá seguir una transfusión.
Pues bien, en el momento de producirse el corte, la vena o arteria se contrae, gracias a lo cual la sangre fluye por ella más lentamente y en menor cantidad, al tiempo que gran cantidad de plaquetas acuden al lugar de la lesión, adheriéndose a la zona de la herida y tratando de taponearla, para evitar que la sangre se escape. Para cubrir toda la lesión con mayor facilidad, las plaquetas aumentan su superficie mientras que pierden grosor hasta quedar convertidas en finas láminas.
Además, liberan determinadas sustancias que provocan la contracción del vaso sanguíneo y el estancamiento de la sangre. Estas mismas sustancias unidas al calcio del plasma sanguíneo, provocan la coagulación de la sangre que se transforma en una masa espesa, la cual, cuando ya esté reparada la herida, volverá a disolverse muy lentamente, hasta que sea reabsorbida.
Aunque los científicos conocen sobradamente el mecanismo básico de la coagulación de la sangre, lo cierto es que aún quedan muchos puntos
De hecho, lo que ha sucedido es que, por la acción de la trombina, las agujas de fibrinógeno se han unido entre sí formando largos filamentos que se entrecruzan entre ellos, creando una especie de red que apriciona a los glóbulos y a las plaquetas. El resultado será la acumulación de elementos sólidos de la sangre y por tanto, la formación del coágulo. Un hecho importante y que debes tener presente, es que, el calcio y la vitamina K son indispensables en el proceso de la coagulación sanguínea.
Tan peligrosa como una hemorragia puede ser una excesiva facilidad para la coagulación de la sangre, sobre todo cuando se produce a destiempo. En distintas ocasiones y circunstancias, es importante que la sangre se mantenga muy líquida; por ejemplo, cuando se trata de realizar un análisis de sangre, cuando es nesesario que circule por el llamado corazón artificial o cuando se trata de sangre destinada a una transfución.
Los tres métodos más habituales para evitar la coagulación son:
Batir la sangre enérgicamente con una varita de vidrio sobre la que queda depositada la fibrina.
Emplear sustancias químicas como, por ejemplo, algunos citratos y oxalatos que al precipitar el calcio, licuan la sangre.
Aumentar la cantidad de heparina de la sangre. Esta sustancia, uno de los componentes habituales de la sangre, inhibe la producción de trombina y fibrina y por tanto, evita la coagulación.
El último paso de la hemostasis es la cicatrización de la herida. Ésta se comienza a producir despúes de que los anticuerpos y los leucocitos han actuado como si de un gran ejército se tratara, impidiendo la acción de los microbios. Se forma despúes, el tejido de cicatrización que suele ser particularmenter duro y algo sobresaliente de la superficie dérmica. Recibe el nombre de queloide. Con el restablecimiento de la circulación sanguínea, y la proliferación de células de tejido epitelial que cierran la herida, el organismo da el proceso por terminado.
Existen personas - relativamente pocas - cuya sangre no se coagula. Son las que padecen una enfermedad llamada hemofilia, y para las que la más mínima herida, por ejemplo la extracción de una muela, puede tener consecuencias gravísimas. Es una enfermedad hereditaria que sólo padecen los hombres, pero que es transmitida por mujeres portadoras del gen causante de la enfermedad. Esta dolencia ha sido muy estudiada, entre otras razones, porque afecta a la mayor parte de los miembros de las casas reales europeas que descienden de la Reina Victoria de Inglaterra.
Los hemofílicos tienen un defecto en la formación de una de las sustancias enzimáticas que inician la coagulación; por eso sangran abundantemente al menor rasguño. La transmisión de la enfermedad en un matrimonio entre un hemofílico y una mujer que no padezca la enfermedad, será a través de hijas, en las que la enfermedad no se manifestará. Sin embargo, al ser portadoras del gen, la transmitirán a sus hijos varones. En una misma familia, pueden ser hemofílicos los abuelos y sus nietos varones, hijos de una hija, pero no sus hijos varones ni sus descendientes.
Puede salvar la vida de una persona. No suele efectuarse directamente del donante al reseptor, sino que la sangre se recoge en unos recipientes